¡YA NO QUIERO SER PASTOR!
Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Hebreos 13:7
“Si la gente de mi iglesia supiera las veces que me he planteado dejar de ser pastor, seguro que se sorprenderían...
Las presiones del ministerio sobrepasan muchas veces a las de cualquier otra profesión
Hay personas que han sido beneficiadas de forma invaluable por el trabajo de un pastor y de forma inexplicable una vez se sienten mejor abandonan la iglesia culpando al pastor que tanto les sirvió.
Cuando alguien se quiere ir de la iglesia por alguna razón, lo más fácil es culpar al pastor, él es el para rayos de todos los molestos e inconformes de la iglesia
En Estados Unidos y Europa los pastores son tenidos en dignidad y reconocidos como tales por los propios gobiernos y sus leyes...Pero en América Latina algunos pastores son tenidos como hombres sin preparación y hasta sin oficio, no son apreciados ni respetados...
Se practica mucho el deporte de “Tiro al pastor”, o el permiso desmedido para disparar con críticas de frente o por la espalda (mayor y cobardemente por la espalda) señalando hasta el más mínimo detalle de él...
Posiblemente no hay un empleo que conlleve tanta tensión interna y externa como la de ser pastor de una iglesia evangélica.
4 EXPECTATIVAS FALSAS que tienen muchos miembros acerca de los pastores:
1. EL PASTOR DEBE SER UN EJEMPLO ABSOLUTO DE CONDUCTA.
Evidentemente que la vida de un pastor debe ser ejemplar. Pero muchas veces nos olvidamos que las personas cometen errores (a veces, incluso, sin darse cuenta).
Los pastores también han sido objeto de la justificación por la fe (Romanos 5,1); ellos no han sido salvos por su vida perfecta e intachable.
Los líderes también se equivocan, meten la pata, e incluso, ¡Oh, Dios mio! “pecan” (¡nótese la ironía!).
Esto no es una excusa para pecar. Pero es una realidad que deberíamos ser capaces de gestionar de forma adulta (con comprensión, amor, cariño, etc.).
Los pastores son uno más dentro de la comunidad. Por lo tanto las palabras de exhortación y el reto a vivir conforme al evangelio de Jesús, también son para ellos.
2. EL PASTOR DEBE SABER TODAS LAS RESPUESTAS.
Mucha gente tiene la impresión de que los pastores son una especie de enciclopedia andante.
He de reconocer que algunos pastores lo son (conozco un par).
Algunas veces se me ha pedido que de mi opinión sobre temas de los que no sé nada en absoluto.
Cuando afirmo mi desconocimiento sobre el caso, observo las caras de decepción de la gente. Me gustaría abogar por una pastoral donde los líderes y responsables no necesariamente deban saberlo todo sobre todo.
Sino donde tengan una actitud de acompañamiento. Lo importante no es cuanto sepas, sino tu actitud de aprendizaje constante.
3. EL PASTOR DEBE ESTAR DISPONIBLE PARA MÍ CUANDO LO NECESITE Y RESOLVERLO TODO.
Este es posiblemente uno de los temas más sensibles a la hora de hablar de la pastoral.
Un hombre de la iglesia me llamó de madrugada para decirme que había discutido con su esposa. Me preguntaba: – ¿qué debo hacer? – Yo pensaba: “Deberías esperar a mañana, si no es un asunto de vida o muerte”.
Muchas veces olvidamos que los pastores tienen familia, se enferman, se cansan y descansan. Tienen incluso hobbies o aficiones.
Exigimos que los pastores sean super-hombres disponibles las 24h y que resuelvan cada situación como el hermano espera o a su manera.
Tengo algo que decirte sobre esto: ¡Es imposible! Me consta que una de las causas del abandono del llamado pastoral tiene que ver con este punto.
4. EL PASTOR NO NECESITA DE MÍ, PUES DIOS LE SUPLE TODO.
Es posible que algunas personas tengan una imagen distante del pastor. A veces nos da la sensación de que está allí en su pedestal (plataforma de autoridad).
El problema de los pedestales es que se está muy solo encima de ellos.
Aunque hay líderes que les gusta el pedestal, la mayoría con los que he hablado, lo detesta.
Las expectativas que se hace la gente sobre la persona que está encima del pedestal son absolutamente irreales.
¿Por qué mantenemos estas expectativas, si son imposibles de cumplir?
¿Por qué la gente tiene que pensar que somos perfectos, súper dotados intelectualmente, que tenemos la capacidad de realizar multitareas 24h sin necesidad de descanso o que no necesitamos un abrazo, ayuda financiera, un beso o una sencilla palabra de ánimo de vez en cuando?
Esta imagen del pastor casi extraterrestre, indestructible, medio Robot o con traje de Iron Man, medio divino, es agotadora para la gran mayoría de los líderes y responsables de iglesias.
Por este motivo, me gustaría tener la confianza de decir que “[ya] no quiero ser [este tipo de] Pastor”.
Desde este medio proclamo públicamente que me equivoco muchas veces (incluso más de las que quisiera); afirmo que no tengo todas las respuestas y no siempre resolveré las cosas como la gente quiere (ni la mitad de la mitad); confieso que no puedo estar 24h disponible (porque mi salud sufre por ello); y, por último, admito que sí, que muchas veces necesito un abrazo, un beso, una palabra amable, o simplemente una mirada de apoyo.
PD: No sé como es tu pastor pero sospecho que es muy parecido a mí.
Obedezcan a sus pastores y sujétense a ellos, porque ellos velan por sus almas, como quienes han de dar cuenta. Permítanles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para ustedes. He 13:17
Tomado de la red - Bendiciones de lo alto
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Huberto (domingo, 30 julio 2023 07:22)
Buena reflexión. Cabe destacar que el oficio de pastor está como el mejor trabajo del mundo pues tiene también el mejor jefe que existe.